Es importante destacar que el hecho de la certificación de la GFS de una superficie forestal implica la certificación de los productos que se obtengan de la misma.
Por otro lado, la certificación se extiende a los productos de madera y derivados de ésta, que manufacturados por las correspondientes industrias darían lugar a productos finales certificados. Esto es lo que se conoce como certificación de la cadena de custodia.
La certificación forestal es, principalmente, una herramienta de comunicación que transmite al consumidor una garantía acerca de la sostenibilidad desde la generación de la materia prima hasta el producto terminado que adquiere.
Como ya se ha señalado anteriormente, en el mundo hay varios sistemas de certificación forestal, aunque los dos principales tanto en cuantía superficial como de cadenas de custodia certificadas son FSC y PEFC.
En el caso de la certificación PEFC, existen tres niveles distintos de certificación:
En el caso de la FSC, existen principalmente tres formas:
SLIMF (Small and Low Intensive Managed Forest): Este nivel de certificación surgió para acercar o posibilitar el acceso a la certificación FSC a los pequeños propietarios y a aquellos montes con una intensidad de gestión baja, que hasta entonces no podían, tanto por su elevado coste, (éste aumenta considerablemente al disminuir la superficie a certificar), como por las exigencias del proceso, con estándares y criterios, en ocasiones demasiado técnicos para ser entendidos por los propietarios de los montes en ocasiones con escasa formación. Además puede que algunos de los requisitos no fueran siquiera necesarios a pequeña escala, pues fueron elaborados pensando en los grandes aprovechamientos forestales, por lo que para el caso de pequeñas superficies se llegan a plantear requisitos fuera de lugar.
Este tipo de certificación comenzó su desarrollo en 2002, y surgió como resultado de la detección de un problema que empezó a hacerse evidente ya desde el principio del establecimiento del sistema, en el año 1999, pues de los 15 millones de hectáreas certificadas por el FSC, sólo el 1% correspondía a montes privados y de pequeña superficie, lo que iba en contra de lo pretendido, pues se intentaba que no se dieran situaciones de marginalidad hacia ningún tipo de monte independientemente del lugar del mundo en el que se encontrase.
El primer mecanismo creado para facilitar la certificación de los pequeños productores fue la Certificación de Grupo, surgida en 1998 y que permitió a las Unidades de Gestión Forestal organizarse colectivamente para obtener el certificado FSC.
Tratando de buscar soluciones adicionales al problema de los pequeños propietarios, el FSC puso en marcha a principios del año 2002 la iniciativa, “Aumentando el acceso a la certificación FSC para los Bosques Manejados a Pequeña Escala y de Baja Intensidad”. Así, en el año 2003 se aprobó la Política del FSC para los SLIMF, que determinaba los criterios para que un monte pudiera ser calificado como SLIMF y los procedimientos simplificados aplicables para su certificación aplicables. Se pueden acoger a esta modalidad de certificación los montes de pequeña extensión (menos de 100 Ha), y los que tengan una gestión de baja intensidad, o de los que se obtengan principalmente productos forestales no maderables, como corcho, frutos, setas, caza, etc.
Las características bajo las cuales los montes pueden considerarse SLIMF son:
Este tipo de certificación sería de gran aplicación en España, puesto que la mayor parte de sus montes pertenecen a propietarios privados, y además se trata de terrenos sobretodo en la franja mediterránea con una baja productividad.
Las ventajas de la certificación SLIMF:
1. Estándares simplificados: La iniciativa española del FSC ha desarrollado una adaptación para los SLIMFs de los Estándares Españoles de Gestión Forestal para la Certificación FSC.
Ello se logra desarrollando indicadores alternativos o introduciendo notas sobre aquellos criterios que no tenga objeto aplicar a los montes pequeños, o notas aclaratorias para su mejor entendimiento.
Los pasos a seguir para obtener la certificación FSC de montes no SLIMF son como sigue:
Por su parte, el procedimiento para el caso de los SLIMF sería:
Certificación en grupo: Esta modalidad de certificación FSC, surgió para minimizar los costes de la operación, puesto que permite que varios propietarios se unan, repartiéndose de esa manera los costes. En esta modalidad, el proceso también se simplifica un tanto, el grupo selecciona a una persona o entidad representante del grupo que será responsable de la certificación, y que deberá estar legalmente registrada. Dicha entidad se ocupará de que todos los miembros cumplan con los criterios y para ello realizará auditorías periódicas a sus miembros.
Anualmente la entidad de certificación realizará una auditoría a la entidad de grupo, y, por muestreo, una auditoría a algunos de los miembros. Durante los 5 años de validez del certificado se habrán visitado al menos una vez a todos los miembros.
Puede haber grupos normales, y grupos de “SLIMF”, es decir agrupaciones de propietarios que cumplan los requisitos SLIMF, teniendo estos reconocidas también sus propias ventajas.
Ambos sistemas tienen una marca, sello o logotipo que identifica la madera procedente de gestión sostenible.
El parlamento Europeo, en su resolución del 16/02/2006, declaró que la madera que lleve cualquiera de estos sellos ofrece garantía de legalidad y de sostenibilidad en su aprovechamiento.
Los propietarios de bosques que pretendan conseguir este sello de certificación, deberán estar previamente realizando una GFS que se ajuste a las exigencias del sistema en cuestión.
Se describen a continuación los dos sistemas de certificación que están implantados en España: