Si pensamos en producir madera de uso estructural, a partir de los 20 años las plantas por ha no deberían superar el 600 de las que se podrían obtener 300 vigas optimas. De estos, se debería poder obtener troncos con más de 8 metros con madera apta para uso estructural.
Para conseguir este objetivo, podemos partir de una plantación poco densa con lo que los clareos que se deben realizar serían escasos y selectivos o partir de una alta densidad pensando en la posibilidad de realizar claras que pagaran el coste de su realización y permitieran una mejor selección de las plantas.
Clareo es la eliminación de plantas sin objeto económico y clara es eliminación de plantas de forma selectiva pero pensando obtener rendimiento económico complementario.
Si partimos de un bosque con densidad de 2400 plantas (3x1,5), hay que hacer claras de forma que a los 10 años la planta se a la mitad y a los 20 años la cuarta parte.
Debido a su envergadura el abeto Douglas puede ser derribado por el viento por lo que la realización de las claras debe realizarse de forma de que se evite la creación de pasillos. A la hora de seleccionar aquellas plantas que queremos se conviertan en troncos de madera para uso estructural, deben tener un coeficiente de esbeltez entre 60 y 65, y disponerse de tal forma que la distancia con otras plantas destinadas al mismo objetivo no sea inferior a 9 metros.
Estos troncos que deben carecer de cualquier tipo de enfermedad o tara y haberles sido realizada las podas necesarias podrán permanecer en el bosque hasta los 55 o 60 años. El resto de plantas que pudieran haber tenido algún problema de crecimiento es aconsejable su entresaca a los 45 o 48 años, a partir de esa edad la planta no gana.