Su principal inconveniente radica en su anormal contracción longitudinal, que puede causar fuertes deformaciones en las piezas (caras o cantos).
Su detección es compleja, en la actualidad no existen medios visuales objetivos y fiables para detectar su presencia, salvo la propia experiencia del clasificador.
Se medirá teniendo en cuenta el rectángulo en el que el propio defecto se inscribe en la pieza, tenido en cuanto en las cuatro dimensiones de la pieza.